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Líderes mundiales y realeza se encuentran ya en París para asistir a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos celebrados en el contexto internacional más inestable de las últimas décadas, desde los Juegos Olímpicos de Moscú, en 1980. Esta era de hecho para el presidente francés, Emmanuel Macron, una ocasión perfecta para lograr una tregua en guerras como la de Ucrania o Gaza. Pero no ha podido ser y la tensión geopolítica se ha intensificado en unos JJOO en los que, está claro, no todo va a ser deporte. La comunidad judía en París se muestra inquieta después de que el Comité Olímpico Palestino haya pedido que se excluya a Israel por violar la tradicional tregua olímpica. Los competidores israelíes estarán escoltados las 24 horas. Mientras los palestinos esperan hacer historia e izar su bandera en alguna de las competiciones. El Comité Olímpico Internacional sí ha excluido a Rusia y a Bielorrusia por la invasión de Ucrania y el dopaje de estado. Sus deportistas podrán competir, pero lo tendrán que hacer bajo bandera neutral y siempre que no apoyen la guerra ni tengan conexión con el ejército. Con Rusia, uno de los países con más medallas olímpicas, fuera de la competición, Estados Unidos y China se disputarán la hegemonía del medallero olímpico, una herramienta más para afianzar su posición en el orden internacional.

-Redacción-