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Del amor al odio entre Carlos Mazón y Pedro Sánchez, han pasado 30 días. Una bronca política y choque institucional que ha ido arreciendo hasta convertirse en tormenta. Con un Mazón que en principio optó por el tono conciliador. Aunque el líder de su partido no tardó en bajar al barro. Feijoó llegó incluso a apuntar al propio Mazón, al que en un momento parte de los suyos, dieron por amortizado. Pero el president de la Generalitat ha sabido esquivar los golpes de un lodo que llegó a salpicar incluso a los reyes y a la futura Comisión Europea, con el Partido Popular pidiendo la cabeza de la entonces ministra de transición ecológica, Teresa Ribera y futura vicepresidenta europea. El cruce de reproches por la gestión de la DANA y sus consecuencias ha ido aumentando.  Llegando a sede parlamentaria, con la comparecencia de Mazón dos semanas después. Sus cambios de gobierno a cuentagotas y peticiones de dimisión. Un cruce de acusaciones y una tormenta política que no amaina, alimentada ahora con motivo de las ayudas a los damnificados por el mayor desastre natural del siglo en España.

-Redacción-